Que no te engañe mi belleza, tú eres el jardinero que hace que mis flores así se mantengan.
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Cuanto más te miro a los ojos, más me enamoro de la proeza que son tus labios.
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Nos peleamos, es cierto. Pero cada pelea trae consigo una dulce reconciliación de besos maravillosos, de ese tipo de besos que solo nosotros sabemos darnos.
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No eras el más alto, no eras el más guapo, pero yo contigo, ¡me he quedado!
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Dicen que las princesas despiertan con un beso de amor verdadero. No disimules, aunque no lleves capa y espada sé que eres el príncipe que siempre he esperado.
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Tus gestos me enamoran, tus labios me encandilan, eres el hombre con quien quiero pasar toda mi vida.
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Baba de sapo, pluma de lechuza y pelo de gato. En cinco minutos, ¡surges tú, mi príncipe encantado!
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Eres mi chocolate, eres mi caramelo, eres para mí el chico perfecto.
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Aquí tienes tu sirena, tu reina de los mares, la mujer que siempre te atrapará con sus dulces cantares.
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Piedra, papel o tijera, escojas lo que escojas, yo siempre seré la piedra a la que aferrarse si te sacuden los males.
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¿Has visto la luna, que preciosa está? No, no me refiero a esa luna, me refiero al brillo plateado que navega en el cielo de tu mirada.
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Cada día lejos de ti es como una ardua escalada, cada sonrisa sin ti solo es una sonrisa ajada. Tú eres la luz de mi alegría, tú eres mi chispa de la vida.
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Coca-Cola dice que vende la chispa de la vida, ¡pero yo a ti no te veo embotellado!
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El otro día soñé que viajabas hasta la luna y empezabas a contar las estrellas que te rodeaban. Una de ellas se acercó y te dijo que, si los ojos no le fallaban, tú eras lo más precioso que por allí pasaba.
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En otoño, el árbol de mi jardín se desprende de las hojas porque ya no le sirven, porque se le han vuelto feas. Si tú fueras hoja, permanecerías en el árbol de mi jardín durante todas mis primaveras.