Mientras yo exista y me tenga en pie, viviré para hacerte feliz a ti y no para otra cosa. A partir de hoy eres para mí el primero entre todos los que he conocido; nunca antepondré a otra persona delante de ti.
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El día en que conseguí que correspondieses a mis sonrisas pensé que sería el más gozoso de toda mi existencia. Ahora comprendo que me equivoqué, y mucho. Todos los días que he pasado contigo, desde aquel, han sido un poco mejores que el anterior.
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El amor, cuando es verdadero, te hace ver el mundo con otros ojos. Ya no veo las cosas desde la amargura, el miedo o el odio: soy feliz contigo, quiero que todos lo vean y sean felices conmigo. Y, por encima de todo, quiero que tú me sigas amando.
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Vivir en pareja, me dijeron, va a ser una dura prueba. La convivencia, me dijeron, mata a los amores. Con el tiempo, me dijeron, perderéis esa pasión. Ahora siento pena por todos los que me dijeron aquello: está claro que no han conocido un amor como el que yo siento por ti.
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Estos meses han sido lo mejor de mi vida. Ver cómo te has volcado en mí ha sido mucho más de lo que podía esperarme. No pensaba que me mereciera que alguien me cuidase y mimase tanto. Quiero que sepas que te aprecio y quiero más cada día.
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El amor que siento por ti se basa en tres pilares. El primero es lo mucho que te quiero: sangraría por ti, sufriría por ti, moriría por ti, lo daría todo porque a ti no te pasase nada. El segundo es el ver lo buena persona que eres, conmigo y con todos. El tercero, el respeto que te tengo: no te veo como un objeto, sino como una persona propia que tiene su propia vida. Tú me has enseñado a ver a la pareja de forma tan sana, y quiero que sepas que te amo por ello.
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Mis fantasías más hermosas te tienen como protagonista: eres el príncipe de mis sueños, el hombre que amo.